domingo, 29 de julio de 2012

Las más cotizadas

Si las casadas despertamos en los "buscas" masculinos una especie de sobrecarga de adrenalina que se concentra en los países bajos, las que nos quitan todo protagonismo a la hora de elegir un espécimen para llevárnoslo a la cama son nuestras colegas embarazadas.

Diría que es como coger con la seguridad de que aunque se rompa el látex no habrá ninguna consecuencia no buscada. El trabajo ya lo hizo otro, sea nuestro marido, amigo con derecho o cariño al paso sin prevención.

En el imaginario masculino -al menos por lo que no pocos me comentaron cuando llega el momento de encender un cigarrillo y recuperar el aliento en la intimidad de una cama alquilada-, coger con una casada es el goce morboso de saber que esa mujer volverá a su casa, besará a su marido como si nada, saludará a sus hijos si los tiene y se meterá en la cama matrimonial como si todo hubiera sido tan rutinario como el día anterior o los días por venir.

Hay mucho de perversión, de ambas partes y si se conoce el sexo del que sentimos crecer en nuestra panza, más todavía. Porque nuestro invitado nos preguntará, seguramente. Si es nena ¡se desata toda la perversión!

No está mal coger con otros estando embarazada. Así puede una comparar lo que es hacer el amor con quien nos embarazó y el sexo casi salvaje al que nos entregamos con desconocidos calientes y rudos.

Aunque el ámbito especialísimo de un embarazo compartido con la pareja es si ambas somos mujeres y una de nosotras decidió ser embarazada por un señor que elegimos de común acuerdo, es de una sutileza en el amor difícil de explicar y mucho menos de entender si no se está dentro de esa unidad de tres.

Pero esa atracción por una mujer embarazada me parece que se enraíza, tiene su anclaje en el supremo misterio del crossing-over, cuando los 23 cromosomas de una y los 23 de otro se unen a una velocidad inexplicable y conforman el nuevo ser.

Posiblemente no sean perversos los hombres que buscan embarazadas para coger sino, tipos que quieren participar de ese misterio absoluto que comunica el todo con el todo y que es, a partir del orgasmo, cuando se tiene plena conciencia de ellos sin poder siquiera relatarlo.


Gracias por visitar mi blog.

Que estén bien


Soledad F.

sábado, 28 de julio de 2012

Con “mucho” respeto…

Es, en ocasiones, difícil establecer una comunicación fluida, franca, ágil entre prácticamente desconocidos. No pocas veces el varón se siente como intimidado o dubitativo respecto de qué nos digan, pregunten, qué cosas. También es posible que seamos crapulitas y no les allanemos el camino pero esto –al menos en mi caso- lo hacemos para calibrar la calidad del candidato a lo que sea, desde sexo virtual hasta una sesión de BDSM como actos previos a una cita en vivo y directo.

Estas dudas pueden darse, principalmente, en los chats de IRC donde no se ve a nadie, donde no se publican fotos, donde no existe ninguna pauta, ningún indicio que pueda guiar(nos) para inferir o intuir qué hace, es, quiere “el Otro”. Aquí, en los chats de IRC, la palabra es la que manda y, como bien podemos constatar a diario, no muchos tienen la posibilidad de transmitir a la otra parte lo que están pensando-sintiendo.

Sin embargo, en Facebook (FB) las cosas son bien distintas. Totalmente distintas.

En FB la mayoría publicamos nuestras fotos y, también, las fotos de aquello que nos subyuga hacer o que nos hagan o todo junto. Cualquiera que no esté en otro planeta puede saber qué nos gusta, cómo, de qué modo, aún sin cruzar ningún mensaje con nosotras.

Habitualmente, el FB es algo así como “el zaguán” o “la antesala” porque el paso casi inmediato es pasar al MSN o Yahoo Messenger. Allí, una vez en cualquiera de estos programas, la comunicación se hace más íntima, más directa. ¿Por qué? Obvio: Lo que nos vieron en FB y lo que vieron que nos gusta no les deja mucho espacio para la duda de lo que nos gusta, queremos y somos.

Aunque me niegue, siempre hay espacio para los ¿distraídos? En general, son los maduros los que así actúan. ¿Cómo? Les cuento algo fresquito, de ahora nomás.

Señor de 42 años –según lo que él mismo informa en su perfil de FB-, que se autotitula “Amo” en esa variante erótico-sexual que es el SM (sadomasoquismo).
Este señor –cuyo nick, por generosidad y piedad no diré-, publica, hoy mismo, hace una hora no más, una serie de fotografías que a mí me dan vuelta la cabeza.

El hombre se conecta conmigo a través del chat de FB. Allí lo felicito por esas fotos “Me subyugaron” ”. le digo y luego agrego “En no pocas me vi reflejada casi a la perfección”. afirmo en referencia a las fotos, claro.
Si ven con cierto detenimiento las fotos –algunas- de las que este señor publicó, entenderán algo de un modo contundente: que a mí me fascina el SM y que, además, lo practico porque “me vi reflejada…”. ¿Reflejada en dónde? ¡En las fotos, caramba!

Obviamente, pase al MSN casi en automático.

Una vez en el MSN, este señor, me pregunta (favor de leer bien): “¿Te gusta el sado?”

¡No hay derecho! ¿Verdad? Y cuando le marco la tontera de su pregunta, replica a modo de explicación justificatoria: “Es que yo respeto mucho y como no te conoZco”

Telón que baja lentamente y la sala en silencio…


Gracias por leerme

Que estén bien


Soledad F.

miércoles, 25 de julio de 2012

Sexo y chocolate: las mujeres derriten el placer

En el verano, y ya desde hace varios meses, la prensa femenina da muchos consejos para adelgazar. Esfuerzos drásticos, frustraciones culinarias y pociones mágicas, de una revista a otra, los titulares son similares. El equipo de Gleeden.com evita esta tendencia y le enseñará los secretos de un alimento milagroso conocido desde la antigüedad por sus mil y un virtudes.

Rica en lípidos, carbohidratos, fibra, magnesio, hierro, potasio, calcio y sodio ... el chocolate está lleno de propiedades tonificantes y estimulantes. En los momentos de tristeza o de estrés, el chocolate, rico en serotonina, lo animará. Algunos analistas explican que incluso un bocado de chocolate sería como encontrar el pezón del seno materno. Signo de regresión infantil o de placer reservado para los niños, decídalo usted, aunque está claro que también evitamos comer chocolate en público.

En Gleeden.com, si nos gusta el chocolate es principalmente por su poder afrodisíaco debido a la feniletilamina. Esta sustancia estimula ciertas áreas del cerebro, como la anfetamina. Un cóctel de psico-activos y excitantes aumentan naturalmente la producción de endorfinas, más conocidas como hormonas del placer.

Si el 41% * de las mujeres piensan que comer chocolate da más placer que hacer el amor es porque el chocolate derretido en la boca se traduciría en una sensación más intensa que un beso apasionado. De hecho, diez investigadores de Mind Lad ** compararon la frecuencia de los latidos del corazón de doce voluntarias en reposo, después de comer chocolate negro, con 60% de cacao, y después de un beso con su pareja. Según el equipo del Dr. David Lewis, el placer derivado de comer chocolate tendría como efecto, como un orgasmo, el doblar la frecuencia de latidos del corazón de 60 a 140 pulsaciones.

En cuanto al efecto sobre el cerebro, el resultado es concluyente. Cuando el chocolate comienza a derretirse en la lengua, todas las regiones del cerebro reciben un mensaje mucho más intenso y duradero que aquél asociado con un beso. David Lewis demuestra que incluso el efecto del chocolate dura cuatro veces más que el de un beso. Alimento propicio para los juegos amorosos, ha estado en el trono durante siglos.

Fue en 1702 que Louis Lemery, médico, botánico y químico francés, expresó públicamente esta observación. En su tratado de los alimentos, escribe: "sus propiedades estimulantes son propicias a incrementar los ardores de Venus".

Así que si quiere calentar el corazón de su amante en un momento, haga lo que Madame du Barry, que nunca fallaba, dicen, servir tazas de chocolate espumoso a sus amantes. Otro ejemplo histórico: Si su libido ha disminuido, siga el consejo de Madame de Pompadour, quien, a raíz de las palabras de Luis XV quien le reprochaba regularmente ser "fría", bebía decilitros de chocolate cada día para calentarse la sangre.

Alimento tónico, divertido, dulce, voluptuoso ... muchos adjetivos similares a los del amor, el chocolate le dará una explosión de emociones y sabores sin moderación ... ¡para compartir con su amante!


Le Figaro Universidad de Sussex

sábado, 21 de julio de 2012

De putas y señoras y señoras putas

El título es excesivo para el poco texto que sobre el tema que anuncia encontrarán. Sí, en cambio, verán cuál es mi obsesión en tanto fascinarme el vintage. De hecho, la colección de fajas antediluvianas que guardo en el vestier de mi dormitorio es importante. La modificación que les hice hacer fue, a la mayoría, quitarles esa bombacha adosada en el interior de la faja, de modo que haya tránsito libre.

Les aseguro que toda vez que me pongo alguna, ha sido un éxito en todos los sentidos que puedan imaginar. Sí, también en ése

Ya les contaré, si les interesa. Por ahora, las fotos.



Cela est tout

Gracias por visitar este blog


Soledad F.

lunes, 16 de julio de 2012

Seguridades y sensaciones

Días atrás una de mis amigas más compinches me relataba la negra anécdota que vivió una colega con un señor que conoció en un pub y con quien decidió pasar una noche de jolgorio y placer compartido.

Hete aquí que la susodicha, tal vez por exceso de Claritos o por una inmanejable calentura, aceptó todo lo que no hay que aceptar bajo ningún tipo de argumento o falsas justificaciones

¿De qué hablo? De aceptar, primero, subirse al coche del nuevo affaire; y, segundo y más grave, aceptar ir al departamento de ese señor desconocido

Subirse al coche de un desconocido no es tan grave. Salvo que el sujeto esté totalmente desquiciado al momento de arrancar y sufra un brote psicótico agudo y haga rodar el vehículo a una velocidad de autódromo en una zona descampada y solitaria. Salvo una cuestión de este tipo, tenemos muchos modos de zafar de una situación que puede tornarse peligrosa para nuestra integridad física en un coche.

Pero más que actitudes o acciones de tipo artes marciales, lo mejor es incorporar en nuestra mente, como reacción posible e inmediata, el concepto de que los hombres tienen por sus huevos adoración y sumisión. Por ende, cualquier golpe, apretón o impacto en ellos deja al agresor fuera de combate durante más de 5 segundos. Tiempo suficiente para que destrabemos la puerta, abramos y nos bajemos del coche. Si éste, el vehículo, está circulando, no dudar en darle un manotazo a las llaves de contacto y apagar el motor.

Si el sujeto, durante dicho lapso, recuperó reacción, entender otra cuestión básica: el triángulo imaginario que forma la nariz y el mentón pasando por la comisura de los labios, es un punto clave. Un golpe fuerte y ascendente en la base de la nariz… y que te vaya bien, bonito.

Otra zona muy sensible -y más en un coche-: los muslos interiores del atacante en la zona cercana a las íngles. Apretar con un pellizco lo grande que abarque nuestra mano y no soltar, hará que el hijo de puta pretenda deshacerse de nosotras. Soportemos golpes en la espalda, pocos, porque con los huevos en la nuca y un muslo bajo estado de dolor permanente, el tipo está en desventaja.

A esta altura ya nos habremos bajado o arrojado del coche. Obviamente si no nos importa salir a la luz, llamar a la policía y que a ese infeliz lo metan preso, aunque sea durante 48 horas o 5 días hasta la presentación ante el Juez de Garantías.

Si no, si lo nuestro es clandestino, escapar del lugar lo más rápida y ágilmente posible. De haber un bar, confitería, pub en las inmediaciones, meternos allí. Aunque esto último puede derivar en un escándalo policial, pero sería menor al que podríamos adquirir si en el acta policial figura que estábamos a bordo del coche del desconocido… Siempre podremos justificar que ”estaba tan deprimida…”.

Pero si vamos a un departamento…

Claro que también es factible huir si la cosa se pone color violeta con tendencia al negro absoluto. Aunque es mucho más difícil.

De todas maneras, sea en un hotel o en el departamento del desconocido (donde aceptamos ir en el momento de imbecilidad extrema que nos ataca a veces cuando creemos que podemos controlarlo todo… ), lo que debemos de tener muy en claro es que huir es huir, no importa si estamos completamente desnudas o con lencería de AP. Mejor que nos vea el mundo antes de que terminemos en una zanja abiertas desde la boca de la vagina hasta el cuello…

Entonces ¿No salimos más de cacería

Nadie ha dicho tal cosa y mucho menos yo. Pero tener siempre en cuenta que el mejor lugar para llevar a un señor desconocido es un hotel alojamiento, albergue transitorio o telo, como cuadre mencionarlo en el momento crucial.

No hay garantía del cien por cien de que estaremos híper-seguras en un hotel con un tipo que conocimos hace no más de una hora en un boliche. No. Pero tendremos en un hotel, más posibilidades de zafar tan rápido como intuyamos la declinación racional de nuestro eventual compañero sexual. Para que esto sea posible, ocupemos el lugar en la cama más cercano a la puerta de la habitación. Para esta ubicación son ideales los hoteles no tan caros, no tan fashion, no tan ”es genial ¿viste?” (nota: pronunciar imaginando que tenemos varias papas en la boca…ah, y tartamudear un poquitín, queda regio…).

En efecto, lo que queremos es coger con ese señor, no hacer una crítica sesuda sobre los aspectos decorativos, los espacios libres, el connotado estético y el metamensaje que nos envió el decorador o arquitecto. No. Queremos coger. Entonces lo que se necesita es una buena cama y un baño limpio. Además del señor dispuesto, claro… Pero nada más.

Si nuestra zona o coto es el centro de la ciudad, hay muchísimos hoteles alojamiento que reúnen las características de poca decoración superflua, elementos básicos de buena calidad (cama, colchón, piso;baño) y punto. No necesitamos más. En todo caso la diferencia dineraria que le hacemos ahorrar al sujeto en cuestión, que lo invierta en champagne, por ejemplo. Pero esto último cuando pudimos esbozar un diagnóstico de estabilidad mental aceptable en el dicho sujeto.

En cambio si la zona está en los barrios de la ciudad o bien en provincia, cada una tendrá el buen tino de consultar en Google o donde sea, la cantidad de hoteles alojamiento que funcionan allí.

Ojo, no decirle al ligue, una vez puestas en situación positiva con él: ”Ah, vamos al hotel La Pirula Verde que está aquí nomás”. Es decir, no se lo digamos si nuestro plan de cacería es bajo el personaje de mujer joven, casada con señor que no la atiende… triste, ansiosa y muy nerviosa.

Ahora si ese día salimos en plan de "Completo tanto, papi” entonces sí ubicar los hoteles e incluso comentar sobre las ventajas de unos sobre los otros y así…

Por último

Supongo que los moralineros y los cornudos que no saben que lo son, de leer esta larga notuela, denostarán contra su contenido y, principalmente, en contra de mí, su autora. Pero no interesa demasiado lo que digan aquellos y estos, sinceramente.

Cuando nos decidimos a salir de cacería, debemos dotarnos de algunas cuestiones básicas y dejar en casa o en el coche, otras, a saber:


  • No llevar documentos personales en la cartera, ni tarjetas de crédito ni tarjetas personales. Nada que pueda identificarnos.
  • No ir a la cita en el coche propio o, al menos, no llegar al lugar en nuestro coche. Siempre dejarlo en un estacionamiento cercano –donde dejaremos en el baúl, documentos y efectos personales identificatorios-, y caminar o tomar un taxi.
  • No llevar el o los celulares en la cartera cuando vamos ya a la cita. En todo caso si el guardián acostumbra a llamarnos a esas horas, derivar la llamada al número fijo de nuestra casa. Ya habrá tiempo para urdir una explicación plausible, como por ejemplo, que no funcionaba el auricular del aparato.
  • En la mayoría de los hoteles pueden conseguirse preservativos. Si no estás segura, llevá una cajita de forros.
  • También, una caja de condones femeninos, por las dudas el señor de turno diga que con un forro “no siente nada”.Estos elementos pueden ocultarse en el baúl del coche, debajo de la alfombra o en la caja de herramientas de fábrica o en un bolsillo especial en el respaldo (que da al baúl) del asiento trasero


Vos, colega, dirás que estoy loca o soy paranoica… Decilo, está bien. Pero la conclusión de lo que sucedió con la amiga de mi compinche, la del principio, que aceptó ir al departamento de un levante, fue que ocupó la cama de un hospital público y luego fue trasladada a la clínica de su pre-paga, a Terapia Intensiva, golpeada, cortada, costillas rotas y un sinfín de calamidades, después o durante la violación de la que fue víctima por parte de ese levante y cinco de sus cómplices.

Una ultimísima

Se venden libremente –y no hay delito en ello- elementos de seguridad personal que son muy eficaces al momento de zafar de una situación cuyo final es impredesible en cuanto gravedad pero sabemos que será ominoso.

Uno de esos elementos es la picana eléctrica portátil. Chica, fácilmente operable, dispara una descarga que deja al agresor turulato durante más de 5 segundos.

El otro elemento es el aerosol con gas pimienta paralizante. Ahí escucharemos llorar desconsoladamente a un macho. Eficaz para repeler a un hijo de puta y darnos a la “fuga”.

Ambos son fácilmente obtenibles. Incluso por Internet. Les recomiendo dos páginas:

  • Guardianes de la Patagonia cuyo sitio está en http://www.guardianesdelapatagonia.com/picana.htm
  • Y Mercado Libre en http://listado.mercadolibre.com.ar/picana-defensa_DisplayType_G_OrderId_AUCTION*STOP_AuctTypeID_AFP

Copien la URL y péguenla en el navegador.

De todas maneras, no dejemos de coger con desconocidos que es lo más excitante, morboso, arriesgado y adrenalínico que hay en plaza


Una de las tantas fotos que me sacaba mi tía, hermana de mamá.

Gracias por leer hasta aquí.

Que estén bien.


Soledad F.

viernes, 6 de julio de 2012

¿Todos tienen la llave?

El título me lo propuso un antiguo chiste sobre la virginidad en cuya situación se encontraban madre e hija en charla íntima. La madre, de principios del siglo XX, le decía a su hija que debía ésta “conservar cerrado ese arcón que dios te dio”, en alusión a la virginidad y su feminidad. La chica, ya emplumada le responde: “Es difícil, mamá, conservar cerrado ese arcón cuando todos los hombres tienen la llave para abrirlo”.

La virginidad o su inexistencia calificaba a las mujeres de antaño entre chicas de familia y locas de vida fácil. Algunas de nuestras antecesoras que practicaban equitación en los pocos clubes que se dedicaban al tema por entonces, también podían –de hecho les sucedía- perder la virginidad en un salto o en una cabalgata por los perímetros del campo. No existía la cirugía reparadora que convierte, hoy día, a chicas que conocieron más hombres que las poses del Kamasutra y variantes, en vírgenes himénicas. Nada más. Como a los hombres les importa lo obvio y nunca se meten en cuestiones en las que haya que pensar más de 5 segundos, creen en esa virginidad quirúrgica y todos felices, aún sin comer perdices.

No recuerdo de cuál película se trataba pero sí de esas que repetían los sábados por la tele, cuando la lluvia que caía como baldazos hacía prácticamente imposible salir de la casa. Una era chica –aunque no tan ingenua- y en esa peli había una señora, muy caracterizada como el cúmulo de todas las dignidades del mundo, que portaba colgada a su cuello una llave dorada. La protagonista femenina, una chica muy mona, vivía encerrada en la torre de ese castillo. La llave de acceso a dicha torre la tenía, obviamente, la aludida señora. Vivía encerrada es un decir, porque salir salía, pero con la señora como chaperona.

Los galanes rondaban el halo de perfume que esparcía la protagonista durante sus paseos por el jardín del palacio, pero ella decía que esperaba a su amado. Así siguió hasta que, por quién sabe cuáles motivos, la señora dignísima le entrega la llave a un joven bombón de lomo impresionante que, ni lerdo ni perezoso, sube a la torre, mete la llave en la ranura y abre la puerta…

Metáfora tan directa sobre el cinturón de castidad no podría existir. Aunque, claro, en aquella época ni se me cruzó que una mujer llevara un cinturón asi.

Más allá de la llave o no-llave, la que portara el cinturón de castidad estaba impedida de ser penetrada por un señor, claro está. Pero nada podía hacer el cinturón respecto de besos, arrumacos y felaciones. Tal vez por esto recuerdo el fallo de un juez de primera instancia que ante la denuncia por abuso sexual que presentó una empleada contra su jefe, el “usía” resolvió que una felación no constituía abuso sexual. Sería –además de curarse en salud, se me ocurre- como hacerle honor a los Cruzados, que se iban por ahí y acumulaban cuernos sobre sus cascos como pelos tenían las cabalgaduras que montaban, al tiempo que sus bellas damas encintadas podían escribir tratados sobre los distintos sabores del semen…

No obstante, en los juegos de SM el cinturón de castidad tiene su lugar ganado entre las actitudes, órdenes y cumplimientos a los que las sumisas estamos obligadas por propia voluntad de someternos a las mandas de un Señor al que, primariamente y en forma excluyente, admiremos.

Claro que los actuales cinturones de castidad no son como aquellos del Renacimiento ni causan las terribles infecciones que podían provocar aquellos en base al contacto del hierro con las partes más delicadas del cuerpo de una mujer.

Ahora son tan firmes o más que sus predecesores, pero son más livianos, menos gruesos, forrados, pasibles de ser lavados e higienizados tantas veces cuantas sea necesario y un largo etcétera que los hacen si no cómodos, al menos, seguros.

Los cinturones de castidad no sólo son utilizados en los juegos de SM y BDSM. También los utilizan las jóvenes suecas como defensa a la violación de la que puedan ser objeto, por la incidencia creciente de ese abyecto delito.

Las monjas y enfermeras también los usaron y, posiblemente, los usen en la actualidad, para atender soldados en hospitales de campaña. O sea, para evitar que las violen, se entiende.

Llevar puesto un cinturón de castidad es –al menos para quien esto escribe- un motivo de excitación. Por el motivo que me lo impuso, por quién me lo impuso, por las consecuencias que tendrá mientras lo lleve puesto y por el momento en el que, con cierta ceremonia, él mismo me lo quite.

De todos modos, como decía la siempre famosa viejita, sobre gustos no hay nada escrito. En esta notuela sólo busqué darle algún marco a las fotillos que de cinturones de castidad, encontré por ahí. Para quienes deseen interiorizarse en el tema, hay varios sitios en los que podrán encontrar sesudas elucubraciones o eróticas exhibiciones. Google puede casi todo…




Gracias por visitar el blog.

Que estén bien


Soledad F.


Sitios relacionados

Las jóvenes suecas http://yahel.wordpress.com/2007/02/20/las-jovenes-suecas-ya-utilizan-un-cinturon-de-castidad-para-evitar-ser-violadas/


Colección de Cinturones de Castidad http://www.arrakis.es/~jmselva/cint4.htm