
Por lo tanto, dicho señor -que como era habitual en esos tiempos, llevaba cuchillo en su cinto-, sentado sobre una roca seca de extraño basalto, sus codos apoyados en sus piernas abiertas, y sosteniendo una planta de jengibre entre sus manos... sintió la conmoción creativa y ¡zas! comenzó a tallar.
De esa talla, una vez concluida, surgió la utilidad que habría de darle a su obra. Por la forma no quedaba duda alguna de cuál sería el destino de dicha pieza escultórica rústica.
Así, pues, llegó a nuestros días esa práctica terrible que algunos Señores utilizan como castigo y, a la vez, placer estético y auditivo ya que aquellas que reciben tan artesanal adminículo en las zonas donde las membranas son hípersensibles, no pueden -y lo aseguro- reprimir los gritos y ruegos por el dolor que les produce el contener tal pieza en sus intimidades femeninas. Incluso, en la más secreta de todas ellas... también.
Como días atrás, en una charla con un amigo de FB, me preguntaba sobre esta cuestión del jengibre y su utilización en SM, busqué la mejor forma de ilustrar este texto en tanto la preparación de la picante planta. El resto, para actuarlo en vivo cada cual...
saludos y muy buena idea el blog, lo voy a vistar seguido =)
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