viernes, 18 de octubre de 2013

Las fantasías secretas...

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...o las realidades inconfesables
Algunas tenemos la buena fortuna de haber dado con un hombre que arrastraba una vida no precisamente monacal. Por ello y en el decurso de la relación se superaron inhibiciones imposibiles y también se confesaron deseos que las abuelas calificarían como demoníacos. Otras no han logrado encontrar esa mitad necesaria para conformar el todo operante que constituye una pareja en plenitud. Me refiero a las mujeres que tenemos fantasías, no a las que las reprimen con rosarios o rezos sobre granos de maíz.

En esta entrega lo que me pareció apropiado fue mostrar, exhibir aquellas actitudes, poses, situaciones, figuras y castigos con los que una o bien soñó sin lograrlo o habiéndolo logrado, le gusta verse en la proyección que una imagen hacen en el sentido contrario, o sea, lo especular rebota y conmueve nuestra más profunda intimidad femenina.

 Aquí pues algunas de esas fotos que se relacionan tanto con lo dicho.



Espero que les haya gustado


Gracias por visitar mi blog.

Que estén bien.


Soledad FAB

jueves, 17 de octubre de 2013

La eterna lucha entre estética y practicidad

La lucha entre valla y vaya, halla y haya... te cojo o no

No es que pretenda ser profesora de literatura, de lenguas o de lenguaje. Pero siempre, en el mundo virtual -y en el real también salvo excepciones- voy a preferir aquel hombre que entiende la diferencia entre escribir bien a escribir ominosamente. ¿Es sectarismo o algo por el estilo? No sé. No me detengo a calificarlo en esos términos. Sí, en cambio en otros que, para mí, son importantes en este medio virtual -y en el real también, salvo excepciones como ya dije-.

Un hombre que nos escribe bien, no con galanuras ni romanticismos decimonónicos sino correctamente, sin horrores de ortografía, es alguien que tiene mucho a su favor al momento de decidirnos a tomar algo con él a fin de ejercitar el ya famoso "ver qué pasa". Igual actuamos y opinamos cuando, en cualquier pub o bar nos aborda alguien al que le emitimos todas las señales silenciosas de una pre-aceptación. Si cuando se sienta a nuestra mesa o se arrima a la banqueta que ocupamos en la barra, arranca con "aiga" o cuestiones similares... por más buen envase que presente y siempre que no busquemos, en ese momento, una experiencia cuasi bizarra, lo alejaremos con toda la buena onda posible y utilizando las excusas más creíbles para los oídos masculinos inyectados en semen.

¿Por qué esta especie de filtro que para los varones parece inútil y sólo una excusa para no hacer nada? Porque los hombres que escriben-hablan bien son personas que respetan la estética de cada situación así como la del propio lenguaje escrito o hablado. Que también la posee y en grado superlativo. Si ese hombre habla bien seguramente cogerá bien. Esto es como la resultante de la más básica ecuación matemática del dos más dos igual a cuatro.

Lo anterior no es un invento mío como para dejar constancia de los muchos rechazados que atesoro entre ignores y borres en el chat de Mazmorra y otros. No. Es experiencia real, efectiva, vivida, constatada; y contrastada por si hiciera falta el toque cientificista.

Depende lo que busques, nena...

Claro que sí. Hay variantes que sólo la insondabilidad de la pulsión podría dar pábulo a una especie de explicación racional sobre tal o cual acto. A pesar de que bien sabemos que el fenómeno humano es, de por sí, insondable y sus actos, impredecibles. Justamente por eso mismo: porque la pulsión entubada en el deseo suele tener diversa elección de objeto y aquí es donde estriba el jinete apocalíptico. Más aún, me parece, en el ámbito del sadomasoquismo donde podemos estar buscando todo lo opuesto a aquello que la sociedad correcta determinaría como buena elección.

Pero es en ese ámbito, el del BDSM, donde la cuestión del lenguaje y la ortografía se hacen mucho más determinantes para avizorar alguna posibilidad de "algo con alguien".

Claro está que un palafrenero no necesita haber leído La República para enjaretar un corcel para su patrón. Conocerá al dedillo lo que su oficio y saber le indican para que la cabalgadura sirva a los fines de quien la monte. Pero aunque a veces nos sentimos yeguas dominadas por un amansador cruel, ello no obsta para que, en el caso humano, aceptemos a un bestia en todo el significado de esta palabra. Una asume ser una yegua y nuestro dominante asumirá ser nuestro amo... Y punto. Para encarar una ficción de tal calibre -por lo que en ella se pone en acto-, la capacidad intelectual, el saber, se hacen indispensables. Y ese saber se expresará, sin duda, con las buenas formas que incluyen escribir bien, expresarse bien.

¿Expresarse bien es hacerlo de acuerdo a lo que cada cual espera de "el Otro"?

No, no me refiero a eso. Quien piensa bien seguirá un desarrollo lógico y coherente que permitirá, a la otra parte, la receptora, interpretar fielmente lo que se le dijo, sin desplazamientos de sentido ni a contrapelo.

¿No es que muchas veces decimos lo bien que lo pasamos con fulano o con mengano porque habla bien? De esto se trata y no de otra cosa.

Las propuestas, el SM, el hotel alojamiento y un largo etcétera estarán siempre ahí, al alcance de la mutua decisión siempre que lo primero, ese acercamiento expresado en letras, abra las puertas para salir a jugar o nos alerte respecto de la bastedad del eventual proponente.

Nos vamos

Finalmente y como parece un lugar común absolutamente vacío de significado, muchos transgresores mal se escudan en el "respeto". Nunca entendí esto de "el respeto" como valor exhibible ya que, por lógica el respeto hacia los semejantes estará siempre presente entre personas. Pero ya que insisten con el respeto, les diré que escribir bien y hablar ídem es una muestra de respeto hacia "el Otro". De modo que si tanto se esfuerzan en que creamos que son "respetuosos", que empiecen por hacerlo donde se hace más evidente en el mundo virtual: en la escritura.

Una acotación finalísima:

En la intimidad, sea de un hotel alojamiento donde fuimos con un desconocido o durante una sesión programada de SM, el tema "la palabra" es un disparador del deseo. Al menos lo es para mí. Por lo tanto en esas situaciones el respeto pasaría por respetar el deseo de "el Otro" -o sea, yo- y en consecuencia dejar los usos y costumbres sociales de lado para abordar un lenguaje soez, guarro y sucio hasta donde el vocabulario del compañero llegue.

Gracias por visitar mi blog.

Que estén bien.

Soledad FAB

lunes, 14 de octubre de 2013

Skype Vs. Gtalk

Skype versus Gtalk versus ¿Quién te conoce?

Existe una cierta desesperación por parte de la población masculina de los chats por conectar con cámara. A ver, me explico: no se trata de una invitación que es como que cae naturalmente en el desarrollo de una charla intensa que nos enganchó en todos los lazos del erotismo. No. Porque en ese caso ya no sería una invitación de uno a la otra sino de una necesidad mutua, siempre que la distancia atente contra un encuentro en vivo.

Me refiero a los que entran a nuestro privado y después del "hola" tradicional -y a veces sin éste-, espetan "Tenés skype?" Incluso, algunos ya escriben su dirección como dando por sentado de que acudiremos raudamente a la hipotética cita. Pero ¿de qué nos hablan?

Las "pequeñas" diferencias

No creo que la mayoría de nosotras entremos a un chat -cualquiera sea, incluyendo el de Mazmorra- para "encontrar" novio o formar una pareja o cosas por el estilo de Danielle Steel -a pesar de sus más de 530 millones de ejemplares vendidos-.

Por el contrario, estemos casadas, de novia, con amante fijo o mantengamos alguna otra relación comprometida, si entramos a un chat no es exactamente para averiguar sobre el punto arroz o cómo se puede tejer una mantilla al crochet.

En general ponemos en acto nuestro morbo cuando conectamos y éste, el morbo, se mantendrá atento a la menor incidencia que lo direccione. O sea, cuando impulse nuestro deseo.

¿Nos excitamos "mirando"?

Sinceramente no es así. Pero los varones suponen que funcionamos como ellos, visualmente. Por lo tanto imaginan que la visión de un pene erecto nos hará vibrar el útero hasta longitudes de onda tipo sacudidas conmovedoras. Y no es así. O no es totalmente cierto.

No hablo por todas. Sería una insensata total si así lo hiciera. A mí lo que me lanza a la dimensión de lo posible a pesar de distancias es la palabra. Eso, la palabra.

Del mismo modo que en la intimidad de un cuarto de hotel que compartimos con el recién conocido en un bar, lo que él nos diga, espete, insulte nos pondrá mucho más excitadas cada vez, del mismo modo la palabra en un chat es determinante para abrir puertas o sellarlas con el hormigón virtual más poderoso.

"Kc linda... ktas?"

Es posible leer, por un instante, lo del subtítulo o similares expresiones en nuestro privado invadido. Pero será eso, un instante antes de poner al escribidor en el tranquilizante ignore.

¿Somos profesoras de literatura y gramática? No. Pero si un hombre escribe bien es señal -al menos para mí y constatada- de que lo demás lo hará bien. Lo demás es coger, por si no se entendiera.

"No ando con vueltas"

Suelen decirnos algunos después del "hola" y antes de proponernos un encuentro directo vía chat-hotel.

Hay un portal que se denomina Así NO Me Vas a Coger Pelotudo donde se reproducen los diálogos (ominosos) de "galanes" con intenciones de mantener relaciones sexuales con alguna de las víctimas que los leen apenas un instante.

Ahí se lee la cantidad interminable de imbecilidades que nos ponen en privado con no sé cuál idea o proyecto. Porque se supone que superada la manda histórica de tropezar dos veces con la misma piedra, el hombre podría aprender de sus errores y modificar conductas, propuestas, aproximaciones, etcétera. Porque, sinceramente, no creo que alguno de ellos alguna vez y por lo que se los lee, tengan la más mínima, remota, lejana posibilidad de coger con alguna de nosotras.

Reiteraciones válidas

Como solía decir la vieja de mierda que almorzaba todos los días frente a las cámaras de televisión, el público se renueva. Por esto es que reitero algo que ya publiqué en este mismo blog.

Para que yo conecte cam x cam se me hace indispensable estar enganchada con el hombre con quien chateo. Además de intuir si es realmente un tipo seguro o uno de los tantos hijos de puta que andan sueltos por la red. ¿Qué tiene que ver esto?

La conexión cam x cam es punto a punto y según me ha explicado un excelente "jáquer" en los intervalos de fumar un puchito y beber champuciño frío, esa condición conectiva permite ingresar a la computadora de cada cual, o sea, meterse en la compu de una. ¿Se entiende?

Entonces, filtro, mucho filtro con los apurados, los ansiosos, los "determinantes" y los de "pocas vueltas".

Me agoté. Sigo con mi fiaca y espero que lo escrito pueda servirle a alguna de mis colegas de género o, en todo caso, alertar a los del otro genero.

Saludos y que estén bien.

Gracias por visitar mi blog.

Soledad FAB