domingo, 13 de mayo de 2012

LA OBSESION MASCULINA

No podemos negar que cada vez que estamos con un hombre en la intimidad de una cama compartida para coger… siempre, inexorablemente, nos piden el culo. De mil formas, sutiles, brutales, casi violentas, persuasivas… Dependerá de la experiencia que cada una tenga en las relaciones sexuales, el aceptar que ese señor introduzca su miembro viril henchido en nuestra retaguardia o se conforme con otro polvete vaginal-bucal.

El sexo anal es extremadamente placentero porque, mentalmente, nos hace volar hacia los planos de la fantasía más intensa, además de sentir como que estamos a punto de hacernos encima cuando el señor introduce todo su pene.

Desde chicas, a la mayoría de nosotras, nos dijeron que el dinero era sucio –cosa de que no tuviéramos el tupe de tocar billetes y de quererlos- así como que “la caca es asquerosa” siendo que sólo es una deposición muy sana de nuestro cuerpo para que la vida continúe. Para nuestras madres, tías y toda esa procesión de sabiondos morales con su monserga culpógena, si se nos ocurría explorar sensaciones en nuestro cuerpo y llevábamos algún dedo al esfínter –o algún elemento no tan blando- y llegaban a sorprendernos, habría castigos, penitencias y, según la mayor o menor ignorancia del grupo familiar, hasta el “señor cura” vendría a darnos “consejos” al tiempo que, a solas él y nosotras, nos preguntaría que cómo, que cuándo, que de qué forma… y un largo etcétera que sólo servia para que ese tipo de sotana con olor a zótano de ratas y orina antigua, se calentase.

Si logramos descargar toda la mierda que nos cargaron en la mochila desde chicas y aceptar que nuestro criterio es eso, nuestro y por él, actuaremos, podremos, eventualmente, aceptar que todo nuestro cuerpo es motivo de placer, propio y para otr@s.

La penetración anal es algo así como un juego histórico entre la hembra y el macho ancestrales. La pose de estar nosotras a cuatro y ellos detrás, es la imitación que el hombre primitivo hacía de los otros animales con los que convivía. En la actualidad, el hombre que nos penetra analmente en esa pose, se siente el dueño, el amo, el macho cabrío, el rey de su manada donde nosotras somos “la hembra preferida”.

El morbo, para nosotras, es justamente ese, la fantasía de nuestro compañero sexual y la hipotética “humillación” a la que nos sometemos. Pero en la que gozamos grandemente.

Para que el placer sea total
Primero, busquemos un hombre que no sea bestia, que sepa esperar y calibrar los tiempos, que nos coja mucho y bien vaginalmente para que estemos relajadas y excitadas.

Después, que nos pongan gel acuoso que no rompe el latex. Pero mucho gel… incluso dentro del recto.

Que la penetración sea lenta, cuidadosa… que primero nos meta el glande y se quede quieto, aunque gritemos… y después, progresivamente, vaya hundiéndonos su pene hasta que las bolsas de sus huevos acaricien nuestras nalgas.

Que se quede quieto ahí, con todo adentro… Nosotras sentiremos como que estamos empaladas y unas ganas terribles de hacer caca. Lo primero es lógico lo segundo es una sensación pero no una urgencia.

Será buena práctica para las recién iniciadas, acariciarse, frotarse el clítoris estando a 4 y ahí, meter el dedo medio para alcanzar la esponjita… Si hacen esto y el señor las está bombeando de lo lindo, el orgasmo será total, absoluto y definitivo.

Prevenciones
Para iniciarse en el sexo anal, lo mejor es ir “preparando la zona”. En la actualidad hay cientos de productos para tal fin. Me refiero a dilatadores anales. Los hay de diversos grosores y así tendrá que ser.

La sugerencia es que embadurnen uno no muy grueso con vaselina y se lo introduzcan… y traten de mantenerlo dentro el mayor tiempo posible. El ideal es 30 minutos cada vez que se lo metan. Y esto, meterlo, se debería de repetir no menos de 3 veces cada día.

Superado el grosor inicial, vendrá el turno de uno más grueso. Piensen que la mayoría de los hombres, en promedio, no tienen un pene más largo que los 16/17 centímetros y un grosor entre 4 y 5 cm. De modo que esas piponas que habrán visto en las pelis porno prácticamente no se encuentran así como así en la calle. Hay excepciones, claro que sí, pero no es frecuente.

De todos modoso si están de novias, teniendo presente el grosor de la pijota del novio será el dilatador anal que comprarán.

Una vez superado el tema dilatadores, o sea, que el más grueso lo puedan llevar puesto por más de una hora cada día, viene el tema preparación.

Higiene>
Es muy incómodo que al menos la primera vez, el pene de nuestro hombre salga “embarrado” como dicen ellos o “con caca” como decimos nosotras. Entonces, para evitar esto y cuando sabemos que vamos a encontrarnos con quien nos inaugurará la puerta trasera, debemos de hacernos enemitas rápidas. ¿Cómo?

Sencillo, fácil y rápido. Se necesitan:

Antes que nada hacer caca. Después…
Una manguera común con uno de esos chupones para encastrarla en el grifo y lo suficientemente larga como para que desde el grifo alcance, con comodidad, el váter.
Una pipeta gruesa rociador –o sea una pipeta que en todo su largo, tiene pequeños agujeritos por los que saldrá el agua y de este modo, limpiará todo el recto-.
Se abre el agua y descarga en nuestro recto. Se llena. Sacamos la pipeta, volvemos a meterla… hasta que el agua que expulsamos en la taza del WC sale limpia.
Luego, nos introduciremos aceite inorgánico…para cubrir las paredes del recto y además, lubricarlo internamente. Nos sentaremos en el váter esperando que escurra bien. Luego nos limpiamos y ya está.

De este modo iremos a la cita con la seguridad de que el pene de nuestro amante no saldrá manchado. Si nos coge con forro o sin forro no afecta, salvo que de hacerlo con, nos perderemos la indescriptible sensación de recibir esa descarga violenta de semen en lo más profundo de nuestro recto. Les aseguro que esto es SENSACIONAL.

Una prevención ad-hoc
Cuando estamos a cuatro y el señor nos coge el culo, existe la tentación en él de sacarla y metérnosla en la vagina. Es riesgoso que lo haga. Por tanto, no lo permitan.

¿Por qué?

Porque nos meterá, además de su pene, las bacterias que tenemos en nuestro recto y éstas, las bacterias, podrán generar hongos –candidiasis- que tendremos que curar con óvulos… O sea, un incordio.

Lo que sí puede y es divino, es cogernos por la vagina, sacarla y hundirla en nuestro culo. Ahí sí todo bien y a gozar como lobas en celo.

Ojo con “a pelo”
Ya sabemos., coger a pelo, sin forro ellos o sin condón femenino nosotras, es lo mejor de lo mejor. Lo sentimos bien, muy bien y cuando acaban recibimos esos chorros con el placer único de cada coito, sumiéndonos en el éxtasis de nuestro propio goce. Todo bien hasta aquí, si lo hacemos con nuestro hombre que, a la vez, no es promiscuo y si lo es, se cuida y usa forros siempre.

Pero si salimos y nos gusta alguien y lo llevamos al hotel… ahí, queridas, FORRO indispensablemente.

Porque si que nos acaben en la vagina es grave, que nos acaben en el recto es gravísimo.

Las paredes del reto son SÚPERABSORBENTES. De hecho, cuando una persona que sufre alguna disarmonía en su salud no puede ingerir medicamentos vía oral, le hacen enemas con esos específicos líquidos. Y llegan a cumplir su cometido de curacion o de menguar síntomas, muchísimo más rápido que si los hubiera tomado vía oral.

Con esto digo que el semen que nos depositan en el recto pasa a nuestro torrente sanguíneo MUY RÁPIDO y sin ningún filtro.

La vagina no absorbe, salvo que tengamos alguna pequeña lastimadura. Lo mismo la boca. Pero el recto, el llamado culo, sí.

Así que ojo… por más calientes que estén, nada de “sin”… Recuerden lo de “Póntelo ponselo”… y gocen como quieran.

Gracias por leerme. Que estén bien.

Cariños.

Soledad F.

jueves, 10 de mayo de 2012

¿Cómo dar orgasmos múltiples?

Muchos hombres desearían poder dar a sus mujeres múltiples orgasmos, y obviamente muchas mujeres desearían que sus parejas pudieran hacerlo. Para algunos, el darle a su mujer más de un orgasmo parece tarea imposible, pero no lo es! Hay un truco muy simple para hacer que tu pareja tenga múltiples orgasmos, muchos hombres aún no lo saben, y es tan sencillo que lo podrás poner en práctica cada vez que mantengas relaciones sexuales.

El mayor error que cometen los hombres durante el sexo
El mayor error que cometen la mayoría de los hombres es no dar un orgasmo a la mujer antes de la penetración. Algunos incluso simplemente van directos a la penetración, gran error… La mujer disfruta más de las relaciones sexuales cuando existen unos preliminares o juegos previos a la penetración.

Esto no se hace por egoísmo, muchos hombres se centran mayormente en la penetración, es como su objetivo y da por hecho que también lo es para la mujer, y sin embargo no es así. De hecho muchas mujeres son incapaces de llegar al orgasmo simplemente por medio de la penetración, pero lo interesante es que a menudo lo consiguen si ya han tenido un orgasmo antes de la penetración, es decir, a través del sexo oral o la masturbación.

Cómo hacer para que una mujer tenga múltiples orgasmos
A diferencia de los hombres, cuando la mujer alcanza su orgasmo permanece mas tiempo en la fase de clímax. El primer orgasmo envía sangre y hormonas a sus zonas erógenas: pezones, clítoris, punto G, etc. En cambio, cuanto el hombre disfruta de su orgasmo a continuación la sangre se vuelve a repartir por su cuerpo haciendo que su pene se vuelva flácido.

Entendido esto, está claro que si antes de pasar a la penetración la hacemos llegar al orgasmo por medio de la masturbación o dando sexo oral, cuando pasemos a la penetración sus niveles de excitación serán muy altos, y sus zonas erógenas mucho más sensibles.

Una buena técnica para dar orgasmos múltiples, es tratar estimular el clítoris y el Punto G al mismo tiempo.

Estimular el clítoris

Antes de nada hay que saber que las mujeres pueden tener muchos tipos de orgasmos, aunque básicamente su origen está en estimular el clítoris o el Punto G. Primero vamos a ver cómo hacer que ella alcance orgasmos por separado, estimulando cada uno de ellos, y luego como hacer para que sea de forma simultánea para conseguir un resultado explosivo.

Para la mayoría de las mujeres, alcanzar el orgasmo estimulando el clítoris es lo más habitual. El clítoris se encuentra entre los labios, en la parte superior, al tacto lo notaras como un pequeño bultito que crece a medida que aumenta la excitación.

Cuenta con miles de terminaciones nerviosas, lo cual lo hace muy sensible a tus caricias, y por ello a la hora de excitarlo no conviene que esté seco ni tampoco es necesario apretar, ya que puede resultar molesto e incluso doloroso. Para excitarlo puedes realizar diferentes movimientos, variando la presion y frecuencia de los mismos.

Estimular el Punto G
El Punto G se encuentra a pocos centímetros dentro de la vagina, justo por debajo del monte de venus, y tiene una textura esponjosa, bien diferenciada del resto de las paredes de la vagina. Para estimular el punto G lo más fácil es que ella se recueste boca arriba, o se coloque de rodillas frente a ti, así con ayuda del dedo medio y anular podemos tocar y acariciar esta zona capaz de provocar profundos e intensos orgasmos. Ya hemos hablado previamente sobre Cómo encontrar el Punto G de tu pareja.

Probemos todo junto: ¡Clítoris y Punto G!
Para saber que ella disfruta y no se siente rara o incómoda debemos fijarnos en su respiración, sus jadeos o gemidos, y en general en su lenguaje corporal. Si notas que vas por el buen camino adelante, sino siempre puedes preguntarle para que te de alguna pista o consejo sobre cómo le gusta más.

Combinar ambos estímulos para proporcionar múltiples orgasmos no es un desafío fácil, pero nadie dijo que lo fuera. Debemos coordinar ambas manos, o hacer un juego de dedos para poder estimular ambos puntos de manera simultánea. ¿Existe algún truco? Por supuesto.

Lo más fácil es echar mano de juguetes eróticos (anillos para pene, mini vibradores, vibradores para el Punto G, etc.) y por que no estimuladores del orgasmo femenino, minimizan el esfuerzo y estimulan con más intensidad que un simple dedo. Eso si, para llegar a los orgasmos múltiples hará falta mucha practica, ya que aunque conviene empezar por el clítoris, sería un error no dedicar luego suficiente atención al punto G, haciendo que el orgasmo de clítoris llegue mucho antes y nos veamos obligados a parar un poco.

Tómarlo con calma, dedicarle su tiempo, es lo importante. Recuerden que el objetivo es disfrutar, y sea de una u otra manera ella gozará de los orgasmos.

Ya tienes las claves, ahora sólo te falta ser bueno masturbando a una mujer o saber darle sexo oral. Puedes ayudarte de juguetes eróticos como los vibradores, existen con todo tipo de formas, colores y tamaños. También será importante la comunicación, cuanto mejor conozcas a tu parejas y lo que realmente le da placer más fácil te será hacerla llegar al orgasmo.

Este artículo se publicó en Fantasías Sexy se puede leer en su original en http://www.fantasiasex.com.ar/sexshop/index.php?route=news/news&cat_id=15&news_id=31

Gracias por leerme. Que estén bien.

Soledad F.

Lencería para la noche

Cuando todavía tenía mi cuenta en Facebook, antes de que los descerebrados me bajaran la 3ª cuenta (y me harté y todavía no me decidí a abrir la 4ª cuenta…), publicaba, para la cantidad de amigas que visitaban mi sitio allí, recomendaciones de todo tipo, desde cremas, perfumes, moda y, por supuesto, lencería. Hay dos fabricantes que, para mí, son top: Agente Provocateur y Chantelle. Usar prendas y accesorios de estas marcas seguramente disparará en nuestra mente una energía vital y sexual importante. Es que ponernos un conjunto de AP o de C y mirarnos en los espejos del vestier nos impulsará a mucho más… si es que me entienden… Bueno, aquí publico 6 muestras de AP y para las que quieran seguir hurgando en ese magnífico sitio, está la dirección a pie de esta notuela. Ojo, no es barato pero… vale la pena.
Espero que les haya gustado. Como digo arriba, si quieren seguir husmeando por AP la dirección de ese magnífico sitio es: http://www.agentprovocateur.com/classics/nightwear.html?cmp=EM2201402 Gracias por leerme. Que estén bien. Soledad F.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Las Citas Chateras

Estoy segura de que muchos de los varones que lean esto dirán que soy paranoica. Pero también tengo la convicción de que las otras chicas que me lean me lo agradecerán. ¿De qué hablo? De Las Citas Chateras.
Denostado, despreciado, atacado, vilipendiado por variopintos sujetos –siempre, pero siempre, hombres…- que a pesar de rechazarlo están metidos en una sala durante horas y horas, es el chat un medio de comunicación. No descubro nada nuevo con esto, pero vale para indicar que ese intercambio de mensajes hace a la interacción entre personas, chateros, que, en general, jamás se hubieran cruzado dos palabras en la vida real, fuera del ciberespacio.
Por tanto, es un medio de comunicación donde el republicanismo debería de ejercerse en plenitud –a pesar de algunos naboletis que llevan boina o arroba- que, principal y excluyentemente no discrimina. De aquí lo dicho antes: “hablamos” con personas que jamás se nos hubiera ocurrido hacerlo…
En no pocas salas de los innumerables servers que funcionan en el espacio virtual, el eje es la búsqueda –expresa o no- de parejas eventuales, de encuentros fugaces pero intensos –mayoritariamente furtivos o clandestinos- entre personas de distinto o del mismo género.
No es el motivo de estas letras el abordar la calidad de los encuentros únicamente cibernéticos, ni plantear si en el orgasmo que logramos con alguien del otro lado de la pantalla, es engañar a nuestro marido, novio, pareja. En lo personal afirmo que sí es engaño (cuando lo es, ya que hay matrimonios cuya métrica erótica es, justamente, ingresar a terceros –o terceras- a la pareja, sea en vivo o virtualmente, a solas o en grupo). Aunque esto ya es otro tema, relacionado pero distinto. Cuando la cita es en la realidad tangible
Aquí es donde pretendo transmitir alguna poca experiencia que una tenga al respecto para que, las chicas que me lean, no caigan en los mismos errores que una cometió y que resultaron en lo que relataré.
Descubrí el maravilloso mundo virtual que nos abre “el chat” hace, a la fecha, 17 años. Empecé en un Server genial que se llamaba CiudadFutura en una sala denominada Senior a la que concurrían hombres de más de 35 años y nosotras, desde los 18 a los … Una de las excepciones etarias era yo y otras dos, que teníamos 17. Aunque para entonces, casi medía lo que hoy de estatura y si bien no tenía “todo” tan desarrollado, producida pasaba por una de 18/19…20.
Me enloquecí con ese “descubrimiento”. Ya por entonces cursaba en la facultad y mi vida parecía dividida en dos únicos sectores: cursadas y chat.
Para colmo de todos los colmos, ese verano de mis 17 –cumplo en noviembre-, un señor bastante mayor había completado mi “aprendizaje” sexual al inaugurar esa alternativa tan denostada y tan intensa a la vez que la inmensa mayoría de los hombres nos pide con reiterada insistencia…
Así que con esa energía vital en mis venas y todos los canales de mi cuerpo a disposición de la pulsión y del deseo, ese chat, la sala Senior, se convirtió en una obsesión. Es que los hombres de esa sala no tenían que pedir prestado para pagar un café y la mayor parte de ellos, casados. De modo que una era como una ninfa saltando entre faunos babeantes. Lo cual me elevaba el nivel de endorfinas a tope.
La peor experiencia
No sé –o sí pero no lo diré- con cuántos hombres de aquella sala salí. El promedio fue excelente, en el trato, en el apasionamiento, en los resultados. Fue uno de ellos, casado, el que en el descanso de expansiones y jadeos me sugirió lo que hoy conocemos como “T&G” (Touch and Go = toco y me voy = debut y despedida) sin que, claro está, se lo aplicara a él…
Y esto me lo decía en su departamento. Más bien “bulín”. Una comodidad extrema, sin duda alguna. De todas maneras, él fue una de las excepciones porque el resto fue siempre en hoteles alojamiento –o albergues transitorios o lo más conocido: telos-.
Así fue que conocí a un hombre que me pareció magnífico en todos los sentidos y aspectos. Con él nos encontramos tres veces, siempre hotel. Hasta que la cuarta vez me dice que sería mucho más cómodo estar en un lugar tranquilo como su departamento. Tal vez influida por lo bien que lo pasé con el anterior, acepté.
Lindo departamento en la zona sur de la Capital. Cuatro ambientes en el que se destacaba el dormitorio de proporciones fastuosas. Allí pasamos mucho más de dos horas gozándonos mutuamente, como lo habíamos hecho en los tres encuentros anteriores.
Fumando en el valle de recuperación de sus energías y acariciando yo las modulaciones musculosas de su cuerpo, oímos un ruido allá, en el living. Él ni se inmutó a pesar de mi sobresalto. Tontamente me tranquilicé y casi en ese mismo instante, la puerta del dormitorio se abrió con violencia y tres figuras contrastaron contra la luz de las lámparas de aquel ambiente. Creo innecesario relatar qué sucedió a partir de esa aparición sorpresiva. La impiedad y la crueldad se sumaron a la pulsión de esos tres hombres que hicieron conmigo lo que se les ocurrió tantas veces cuantas pudieron hacerlo.
Mi “galán” mientras tanto, se dedicó a revisar mi bolso. Allí llevaba yo mi libreta universitaria, mi documento, extensiones de tarjeta de mi papá… todo.
Cuando se cansaron de descargarse en mis entrañas, a la vez de abofetearme cada tanto como “correctivo” decían, me ordenaron –porque fue una orden- que me lavara y vistiera. No sé cómo llegué al baño porque mis piernas parecían de goma blanda y el dolor era una presencia invisible que recorría cada fibra de mis músculos, laxos como trapos mojados.
Al fin, cuando pude reaparecer en el living, de los cuatro hombres quedaba sólo uno de ellos y mi “galán”.
Me hicieron saber muy claramente que si decía algo de lo sucedido en ese departamento, me harían un “causa” por prostitución callejera. Tenían mi nombre, apellido, domicilio, todo de mí y yo, nada de ellos.
Por esta razón, extorsiva y definitoria para mí (prefería eso a que mi padre se enterase), hube de “atenderlos” tantas veces cuantas mi “galán” me mandaba el temido e-mail: “mañana, 15 horas” o “el jueves, 18 horas” y así. Nada más.
Esta situación duró casi tres meses hasta que me animé y le relaté los hechos a mi hermanastro quien, por aquellas cosas que tiene la vida, gozaba de una situación no sólo económicamente excelente sino de un relativo poder dentro del andamiaje del Estado de entonces.
La conclusión fue aceptar la cita que indicó el último e-mail, ir al departamento, encontrarme con mi “galán” y otros dos… Empezar… y oir los golpes en la puerta de entrada, ver uniformados, cascos, charreteras, mi hermano con cara de estatua, y nunca más supe ni de mi “galán” ni de los otros hijos de puta.
Enseñanza y otros “tips”
1. Desde ese hecho lamentable, asqueroso, infame (que, a pesar de mí, también gocé pero esto no lo dije), aprendí que jamás aceptaría ir a un departamento, casa, bulín, carpa, escondite. Hotel alojamiento o nada.
2. La segunda cuestión: nunca jamás llevar documentos personales, tarjetas, nada que nos identifique en la cartera. En un hotel, vamos al baño y nuestro eventual puede husmear y averiguar lo que no queremos decirle. Por lo tanto, salir sin documentos ni tarjetas personales ni nada que las identifique.
3. Si van en el propio coche al lugar de la cita, dejar el coche en un estacionamiento cercano y llegar caminando o, tal vez, en taxi. Nunca con el coche hasta el lugar de la cita. La chapa-patente identifica. Aún si es un coche alquilado.
4. El lugar de la cita debe ser un bar conocido por nosotras y donde nos conozcan. No un bar al que vamos con nuestro marido, novio, pareja. No. Uno al que nosotras vayamos solas y que nos conozcan. No importa si los dueños del bar o los encargados suponen que seamos putas profesionales. ¿Qué nos importa? El tema es que ante cualquier problema con el “levante chatero” tendremos un margen de seguridad importante por los mozos, encargado, etcétera. Por esto, nunca esperarlo en una mesa cercana a las salidas o ventanas sino en el fondo del local, o sea, que tengamos que recorrer un largo trecho antes de alcanzar la salida.
5. De ser posible, elegir un bar que esté en cercanías del hotel alojamiento al que iremos en caso de resultarnos positiva la cita. Y que nos conozcan allí, en el hotel, mejor que mejor. Para ir al hotel, caminando es perfecto y si él no quiere porque aduce que lo pueden ver, pedir un radio-taxi pero NO subir a su coche por ninguna razón, así nos esté latiendo el útero de calentura extrema.
6. En la cartera llevar siempre, cuando vamos a una cita de “ligue chatero”: 1. preservativos masculinos (tamaño medio, a no ser que por MSN lo hayamos visto y debamos comprar “extra large”…); 2. Un tubo de gel acuoso; 3. Una cajita de condones femeninos (vienen por tres unidades y por las dudas de que él diga que con forro no siente nada…). Es obvio que si estamos casadas no vamos a tener todo esto en casa. Por tanto, comprarlo en la farmacia antes de llegar a la cita. Por supuesto, al salir del hotel, no llevarnos ningún “recuerdo”…
7. Llevar dinero en efectivo, nada de tarjetas por supuesto. Poco dinero, no tenemos nada que pagar, salvo el taxi. El cupón del estacionamiento de nuestro coche, en el supuesto de que nos aproximemos a la cita así, estará en el sobrecito lateral, el de las monedas, de nuestra cartera. Es difícil que el fisgón lo encuentre y revise si no está “entrenado”.
8. Por las dudas sería casi un exceso pero mejor prevenir. Usá ropa interior bonita pero “descartable”. O sea, nada de ponerte aquello que “mata” y que a tu marido vuelve loco y todo eso. No. Algo similar, tal vez, pero barato, comprado al paso… Nada te cuesta salir sin ropa interior y comprar algo al paso y ponértelo en el baño del bar. Así como cuando nos cambiamos de bombacha por obvias razones o nos higienizamos con toallitas húmedas: el baño de “damas” es el vestuario al paso. ¿Por qué esto? Porque algunos –pocos realmente- nos piden llevarse nuestro tanga o en la expansión del deseo contenido, zas, nos rasgan la bombacha y así. De modo que nada de la lencería de Chantelle o de AP… Mejor la de la “mercería Rosita”, que a ellos les lucirá igual.
9. Desde ya no lleves el o los celulares en tu cartera. En modo alguno, bajo ningún concepto, never, nunca, jamais. Si tu marido, pareja o novio te llaman, estará desconectado donde lo hayas dejado y luego, como los hombres sólo escuchan lo que quieren escuchar, le dirás que se quedó sin carga (batería). Claro está que si se queda sin carga “todos los días” despertarás sospechas (je). En todo caso, comprar un celular a nombre de Juanita Garchifundia y usarlo en su nombre. No es lo mejor porque, en caso de que el ligue tenga más conexiones que pelos en la cabeza, podría, eventualmente, llegar a Juanita.. y de allí, a vos. Por eso, mejor nada a tener complicaciones.
10. No creo que sea necesario decir que no se dice nada de nuestra vida privada, no decimos nuestro nombre y apellido, no damos datos de nuestra familia, menos que menos la dirección de nuestro domicilio y/o trabajo. Nada.
11. Otro tema: si el galán necesita “escuchar tu voz”, cuando estemos en el MSN en las preliminares, aceptá hacerlo, pero que te dé él su número y vos lo llamarás desde un locutorio. El *31# parece útil, pero como en el caso anterior, si el “galán” tiene conexiones, puede llegar a nuestro número y de ahí… bye bye love.
12. Finalmente, sé que parecerá una tontera, pero no dejarnos marcar. En el supuesto de que se produzca un “chupón” por esos devaneos del apasionamiento y la calentura, crema desinflamatoria y un peine fino pasado en el sentido de la circulación sobre el chupón. Nos dolerá la cabeza si nuestro marido, novio o pareja quieran coger, pero no habrá otra posibilidad hasta que se diluya el moretón. En todo caso si nos lo hizo en una zona donde es posible que podamos golpearnos con cajones, puntas de mesas, etcétera, fraguar un “accidente así” con un golpe de puño sobre la zona… Esto ampliará el “moretón” con un centro oscuro (el chupón) y pasará como “¡Qué golpazo!”
Todo lo que se te ocurra agregar, te ruego me lo mandes a solfer2310@gmail.com y lo agregaré de inmediato o bien conectarse conmigo en la_antesala@hotmail.com.ar
No creas que es difícil todo lo anterior… Se demora muchísimo más en escribirlo y leerlo que en ponerlo en práctica. Te aseguro que actuar así te evitará un sin fin de imbecilidades a las que, algunos hombres, están habituados.
Gracias por leerme. Que estén bien..
Soledad F.

miércoles, 2 de mayo de 2012

ACLARACIÓN NECESARIA


A veces una cree que está todo bien clarito pero luego, cuando los que visitan este blog y se contactan conmigo, hacen preguntas relacionadas con lo publicado, caigo en la cuenta de que no fui lo suficientemente explícita como para separar la paja del trigo (con perdón de la primera palabreja…)
Este blog no es otra cosa que una especie de arcón donde voy poniendo cosas, notas, artículos, fotos, pedidos de amig@s y otras cuestioncillas. Algunas anécdotas reales de mi propia vida también ocupan su lugar en bytes. No pretende ser ni compendio de algo ni manual para algo ni guía para otros “algos”.
Por lo tanto, no todo lo que publico aquí es de mi propia cosecha ni lo practico como alternativa sexual.
Digo esto último porque no pocos señores, en el chat y en msn, me abordaron preguntándome con sospechosa insistencia, sobre si yo practicaba el pegging (ver en http://solfer2310.blogspot.com.ar/?zx=fd6045d54034c2e ). O sea, con señores, no con otras chicas que sí es “normal” cuando jugamos.
Así como hago referencia a las sesiones en LUK (que no tuve, todavía, el gusto de conocer en persona) o las prevenciones acerca de las zonas corporales femeninas donde puede aplicarse el spank sin riesgos físicos o no muchos; o, también, algunas prácticas y figuras del BDSM que me atraen sobremanera pero que aún no me animo a aceptar.
Es decir, no todo lo que publico es porque todo ello lo practico.
Espero que los amigos que leen estas líneas entiendan, ahora.
Gracias por leerme. Que estén bien.
Besos

Soledad F.

PS: Cualquier duda pueden ubicarme en la_antesala@hotmail.com.ar  o bien enviarme un mail a solfer2310@gmail.com Serán bien recibidos.