lunes, 19 de diciembre de 2011

OWK: Un Estado alucinante dentro de un Estado siempre misterioso



República Checa y esa región de Europa, desde pequeña, me generaron fantasías incomprensibles cuando apenas terminaba la escuela primaria. Escuchaba las conversaciones de mi padre con uno de mis tíos que, a la sazón, trabajaba o era “algo” en un organismo internacional, e imaginaba castillos de muros altísimos, torres inalcanzables, sombras azules y ruidos de cadenas arrastrándose sobre pisos de piedra no pulida.
Otro tío, el mayor de los hermanos de mi padre, no era si no un notario de nota (je), bastante borrachín y excesivamente toquetero. Sin embargo, cuando mis padres viajaban al campo, nos dejaban, a mis dos hermanas y a mí, a su cargo y bajo su “estricta vigilancia”.
No sé por cuál razón de las tantas sinrazones que a veces nos movilizan, este hombre de aspecto imponente y cuerpo robusto, se ensañaba conmigo. Más que nada con mis nalgas a las que palmeó primero, casi como un anticipo y, luego, fueron receptoras de cintazos y golpes con las ramas peladas de un exultante árbol (paraíso) que vivía cómodamente en los fondos del jardín. 

¿Cómo justificaba este hombre su actitud para conmigo? Obvio: espetándome, cada vez, que era mala y que me portaba muy mal. Típico, pude constatar después con el paso de los años y mi interés sobre ciertos temas.
Mas el caso fue que, a medida que se sucedían las situaciones de castigo, algo en mí se puso en funcionamiento. No sé por entonces qué pensaba yo al respecto, pero sí recuerdo que, efectivamente, me portaba muy mal para, así, recibir el castigo que me esperaba a la caída del Sol, cada día.
¿Qué tiene que ver todo esto con las fotos que publico? Mucho, me parece a mí. Esa vocación imparable de sumisión fue la que, con esos antecedentes y el de mi dependencia, casi, a los olores y aromas, me convirtió en la esposa de un hombre que, con experiencia indudable y disciplina inimaginable, oficializó esa vocación colocándome un collar de cuero negro con tachas en las que hizo engarzar diamantitos y que lleva adosada una chapa de plata con mi nombre de sumisa. Hace de esto último, 8 años calendario.
Pues entonces, la relación entre “Other World Kingdom” y mi historia como la de cualquier otra “colega” en BDSM, es paralela y reflejante. Aunque en OWK sean los hombres los sirvientes y sean las mujeres las dóminas que están por encima de cualquier otro mortal. Adorable situación si, por acaso, se pudiese invertir en cuanto roles.
Para aquellos que, en FB, adoran ser como los hombres que verán en las fotos, es esta publicación de hoy.


 


















 


Gracias por visitar mi blog.
Besos y cariños.

Soledad F.

1 comentario:

  1. Me parece una vivencia sensacional, que explica claramente el proceso o lo que se siente por diferentes situaciones o gustos. El bdsm viene de cada uno de nosotros desde que nacemos. Las imagenes son para tanto dominas como sumisas. Muchas gracias por este hermoso relato, que nos hace crecer. Un abrazo.

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