domingo, 25 de marzo de 2012

¿Qué es el Pegging?


Quizás no has oido hablar del pegging, pero puede que alguna vez hayas fantaseado con penetrar a tu novio o esposo. Cada vez son más las parejas que desean experimentar nuevas fantasías, y sin duda en la cabeza de muchas mujeres ha estado alguna vez la idea de dominar a su pareja, de tener un pene entre las piernas y usarlo como el más viril de los hombres, dominando y penetrando.



Aunque aún sigue siendo un tabú para muchos, el sexo anal para hombres heterosexuales está ganando adeptos entre las parejas que buscan descubrir nuevos aspectos de su sexualidad y experimentar un cambio de roles. Así es, la mujer penetra al hombre, en inglés le llaman a esta práctica Bend Over Boyfriend (BOB), que en castellano sería “agáchate, novio”. Las nalgas, el ano, el recto y los músculos del esfínter pueden ser fuentes de un inmenso placer físico y mental, un placer que debiera ser disfrutado y experimentado por todos, sin importar el género o la orientación sexual.

Cualquier tipo de exploración anal requiere confianza mutua y abierta comunicación. Busca el momento propicio para hablar del tema con tu pareja y prepárate para las dudas y la resistencia naturales al inicio.

Muchos hombres han pensado en el pegging alguna vez, sin embargo culturalmente está mal visto por miedo a ser etiquetados como homosexuales o menos viriles, algo bastante desacertado. Se trata simplemente de una penetración con idea de excitar a ambos, al hombre en su próstata y la mujer bien por penetración si es un arnés doble o bien por el simple hecho de poder penetrar.

Es una práctica cada vez más habitual, de hecho también se conoce como Pegging, y viene a referirse concretamente a cuando una mujer penetra a un hombre heterosexual analmente con ayuda de un arnés. El nombre si lo traducimos literalmente podría ser como estacar o incluso empalar, lo cual es bastante gráfico.

El sexo anal por lo general tiene muy mala prensa, más que nada por mero desconocimiento, ya que puede ser una práctica totalmente sana y agradable si se hace bien. Además para estimular la próstata, no hay otro método más que la penetración anal. La mayoría de excusas a la hora de practicar sexo anal son: que duele, que puede provocar hemorroides, que es sucio o que es de gay… Todas ellas son generadas por el desconocimiento o por mala práctica.

Obviamente es una zona delicada y que requiere de un trato especial. Empezando por una buena higiene y armados con un buen lubricante, hay varios en el mercado especialmente desarrollados para facilitar el sexo anal, podemos adentrarnos sin miedo en el pegging. Hay que ir despacio, ya que se trata de dilatar una zona muscular que no está acostumbrada a ello, por esto es imprescindible una buena comunicación y tomarlo con calma, sin prisa, poco a poco.

Si eres un hombre que viene deseando experimentar el placer anal, no tienes que esperar a hacerlo con tu pareja necesariamente. Puedes incorporar de a pocos experimentación anal en tus sesiones de masturbación, así estarás más seguro de ti mismo y podrás dirigir mejor a tu pareja cuando tegan sexo anal. No hace falta pasar directamente al consolador, mejor empezar con los dedos: medio dedo, un dedo, dos, etc. Cuando alcancemos cierta flexibilidad muscular y el morbo nos pida más, no hay que pensarlo dos veces, simplemente aplicar bastante lubricante y disfrutar del pegging.


Les sugerimos algunos elementos necesarios para iniciarse en esta práctica: arneses, consoladores macizos y gel lubricante.

Este excelente artícujlo pueden leerlo en su original en Fantasías Sex.
http://www.fantasiasex.com.ar/sexshop/index.php?route=news/news&cat_id=15&news_id=37 

Que estén bien.

Soledad F.

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